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Ustedes se dijeron que sí. Para toda la vida. Usted está bien en su relación, pero falta algo. Entonces usted ve un hombre guapo en la cafetería, o una bonita pelirroja en el bar del hotel. La tentación de cometer adulterio crece y usted pasa al acto. Entre el éxtasis y la culpa, usted se abandona en los brazos de otro(a). Al día siguiente, puede estar lleno de remordimiento. Y si, contra toda creencia, ¿la infidelidad podría salvar su matrimonio, despertar sus sentidos y sentimientos olvidados?
A veces el matrimonio, como la vida de a dos, de rápidamente calma los sentidos. Y el hogar, los niños, la televisión hasta tarde en la noche realmente no ayudan a reavivar la llama. El deseo se desvanece y nos hacemos menos emprendedores con el tiempo. La mirada de alguien más despierta los deseos dormidos, y nos sentimos vivos. ¿Debe uno pasar al acto para sentirse vivo? No necesariamente. Pero tiene que ser fuerte para resistir. Unos minutos de flirteo restauran nuestra fe en nosotros mismos, y nos deslumbran. A menudo, estos momentos son suficientes. La aventura puntual nos puede hacer estar seguros sobre nuestro poder de seducción, así nos dejemos tentar o no hasta el final.
Al no poder vivir con un secreto, algunos pueden decidir confesarlo todo, y tratar de reiniciar en una base sana. Otros creen que la confesión crearía consecuencias incontrolables y prefieren guardar silencio. Cada pareja inventa sus propias reglas, cada historia es única. Pero en ambos casos, todo es posible. Cuando nosotros perdonamos a los demás, o nos decidimos a dar otra oportunidad al matrimonio, el "reencuentro" es emocionante e intenso, lo que parecía extinto resurge y se hace más fuerte.
A menudo pensamos, equivocadamente, que los infieles están recurriendo a las relaciones extraconyugales por falta de amor a su pareja. ¿Pero aquella persona que elige este camino no podría estar tomándose simplemente el derecho de tener un jardín secreto, un interludio fugaz, sin querer necesariamente tachar lo demás? Muchas parejas no sobreviven sin adulterio. Sin estas bocanadas de oxígeno que tomamos, el día a día se hace demasiado pesado para llevar.
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