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categoría: Actualidades

La Crónica de Maïa Mazaurette: "La mentira en la pareja"

La mentira en la pareja: ¡Bienvenidos a Bobardsland! Por Maia Mazaurette para Gleeden.com

Parece que mentir es malo. Que engañar es traicionar la confianza, acabar con la honestidad, acercarse al infierno. La pareja, como es bien sabido, es el lugar de la Verdad. Sólo se intercambia sentimientos auténticos garantizados con Etiqueta roja sin OGM ("Ohlala Gran Mentira").


A fin de seguir en el delirio, podríamos añadir que esta zona de perfección no conoce ni la oscuridad ni la duda. Siempre es agradable. Como si pasáramos cerca de una playa de arena fina, con panteras bebés que nos miran con amor mientras recogemos rosas y fresas en los enormes jardines hipoalergénicos.


O bien, podemos reconocer otra forma de verdad, más matizada.


Admitimos que las bases de cualquier pareja son tan fuertes como el flan - que nunca hemos dejado de hacer trampa, desde los primeros segundos hasta el altar. Engañábamos poniéndonos la base, el rímel y el lápiz labial para la primera cita - ocultábamos nuestro verdadero rostro. Nos hacíamos unos centímetros más altas con los tacones. Los hombres escondieron su vientre con una bonita camisa, diseñada para ocultar el hecho de que su casa estaba sucia.


Hacíamos una comedia el uno con el otro teniendo conciencia de ello, así que obviamente somos - todos - totalmente neuróticos, chiflados y frágiles. Fingimos que nos encantaba cocinar y bailar, cuando en verdad somos demasiado perezosos y nos echamos cada sábado por la noche a ver la televisión. Si somos tan afortunados en la vida, entonces hemos hecho de lo romántico y glamuroso algo patético y triste.


Todo por seducir, como en una entrevista de trabajo. Y eso es justo. Sin embargo, darse un valor ya es estar mintiendo.


Nos decíamos que nos amaríamos el uno al otro para siempre, aún cuando sabíamos perfectamente que después de dos o tres años ya no sería así. Nos prometíamos atención y amabilidad siendo conscientes de que nos moriríamos de aburrimiento - y que regularmente querríamos empujarnos el uno al otro por las escaleras. Esto es, sin duda alguna, porque las relaciones son tan complicadas que al principio pretendemos que todo va a ser sencillo.


Es posible que tengamos que creer en una cosa, y que incluso sea una cosa agradable. Que realmente lo creamos, que uno imagine por un momento que la pareja es el depósito de toda la honestidad es ingenuo más allá de los sueños con las panteras bebés que nos ven con amor.


La pareja no es sagrada. Incluso con las mejores intenciones, las personas mentimos, engañamos, somos un farol. A veces un poco más a veces un poco menos...