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categoría: Actualidades

Celos: tu enemigo íntimo

¿Celos, yo? ¡Nunca! Los celos siempre son difíciles de admitir y más teniendo en cuenta que a menudo van de la mano de la infidelidad ¿Paradoja? ¡No tanto como parece! Toda persona infiel se enfrenta a ello. Los de su pareja, si el desliz ha sido descubierto, o incluso la propia, en caso de celos “por proyección”. A veces inevitables, los celos pueden convertirse en una maldición para la pareja, incluso convertirse en una auténtica patología. ¿Cómo identificarlos, desmontar sus mecanismos y liberarse de ellos? Descúbrelo a continuación…

¿Se puede amar si sentir celos? Christian Bobin afirma que “nada se parece tanto al amor y nada es tan contrario”. “Tú y yo” nunca suma uno. La fusión pasional es una fantasía que viene inconscientemente de la infancia, de la relación con la madre, cuando éramos el centro de todas sus atenciones. Problema: algunos de nosotros seguimos siendo grandes niños, lo que hace que ciertas realidades de la vida social sean difíciles de llevar.

Así pues, si empiezas a estar de bajón o a sentir instintos homicidas cuando tu querido o querida vuelve tarde del trabajo, o cuando se le va la vista detrás de una falda corta, ¡es que ha llegado el momento de hacerte algunas preguntas! Primero, hay que aprender a aceptar la idea que no somos el único centro de interés de la persona con quién compartimos nuestra vida (¡si tienes una cuenta en Gleeden sabrás de que lo que estoy hablando!). Piensa que si tu pareja quiere reafirmar su personalidad, o se interesa por otras personas, no significa que pierdas su amor. ¡Parece evidente, per es bueno recordarlo!

También se puede no sentir celos en absoluto. Pero es difícil aceptar los de la pareja. Las personas celosas consideran que sus crisis se deben interpretar cono muestras de amor, cuando en realidad serán percibidas más bien como agresiones. Seguramente por eso en el teatro y en el cine, a menudo el celoso es un personaje más bien ridículo…

¿Cómo salir de ello?
Los sentimientos de abandono, de humillación, de exclusión, a menudo tienen raíces antiguas. Para comprender los celos, hay que sumergirse en la infancia e intentar comprender las motivaciones inconscientes. Después, hay que comprender cómo la relación de pareja se construye. A menudo al celoso o celosa le cuesta saber cuáles son las bases del apego del otro. Teme pues rivales potenciales, y vive en la angustia perpetua de la pérdida. En este caso, hay que reencontrar la confianza en la pareja, redescubrir lo que la hace única. Si esto no funciona, siempre está la opción de consultar con un profesional. Las terapias comportamentales y cognitivas pueden ayudar a tomar consciencia del carácter excesivo del comportamiento celoso. La relación entre apego y celos se puede “reprogramar”.

La voluntad de ejercer un poder sobre la pareja revela un estado de dependencia afectiva. La terapia mostrará a la persona celosa las bases de la autonomía y de la confianza en sí. Es habitual que el celoso o celosa no se sienta a la altura. Se trata de trabajar sobre la afirmación de sí, para interiorizar que nos merecemos la persona con la que vivimos. La psicología distingue tres formas de celos: competitivos, delirantes o proyectados.

Los celos competitivos

Es la forma más habitual. Remonta al complejo de Edipo, cuando uno de nuestros padres nos impedía el acceso al del sexo opuesto. El rival es percibido bien como parecido a nosotros mismos, pero en mejor, o bien como el completo opuesto. En este conflicto, nos sentimos inferiores y tememos no poder salirnos con la nuestra.

Los celos delirantes

En los celos delirantes, una auténtica patología, la persona celosa está convencida que su pareja le engaña, y en su delirio se autoconvence de su culpabilidad. Imposible de razonar, el celoso delirante se detecta por estos tres comportamientos:

1. Vigila en permanencia la persona amada, notablemente a través de un seguimiento minucioso de su agenda. 2. Quiere aislar su pareja de su familia, sus amigos, y controlar sus redes de comunicación (emails, Facebook, teléfono…). 3. Acosa su pareja con comentarios fuera de lugar, desagradables. Esta estrategia de manipulación busca generar un estado de dependencia. Cuidado, esta forma de celos pone en peligro la integridad psíquica de la persona que los padece, y amenaza gravemente a su pareja sentimental. En estos casos es necesario ponerse en manos de terapeutas. Si observas este tipo de comportamiento en tu pareja, como decirlo… ¡huye en cuanto puedas!

Los celos proyectados

Imagina: ¿Ya llevas cuarenta y siete aventuras en Gleeden, pero eres capaz de montar una escena a tu pareja si recibe mensajes un poco tarde por la noche? Es totalmente posible, porque los celos consisten también en una proyección de las propias fantasías sobre la pareja. El celoso o la celosa, incapaz de conformarse con una sexualidad monógama, imaginará que le ocurre lo mismo a la persona con quien comparte su vida. La persona celosa no asume sus fantasías, y los atribuye a su pareja, siguiendo así una estrategia de evitar la culpa. Sí, se puede ser celoso e infiel a la vez… ¿Te sientes identificado o identificada?