La Crónica de Maïa Mazaurette especial Día de la Mujer

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categoría: Actualidades

La Crónica de Maïa Mazaurette especial Día de la Mujer

¿El Día de los derechos de la mujer? Hay quien lo consideran inútil. Administrativo. Conformista. Hipócrita. Para la mayoría de nosotros, nos servirá de recuerdo – un recuerdo necesario, pero no siempre inspirador, cargado de buenas intenciones y de notas discordantes. Este año encara no serremos Wonderwoman. Este año, no estamos para bromas.

El 8 de marzo se supone que tenemos que ser perfectas.


Todo el mundo en traje, en filas de dos – forzosamente dos, ¿no es así? La mujer perfecta tiene súper bebés, una súper pareja, un súper empleo, se siente súper realizada personalmente, profesionalmente y emocionalmente.
¡No digas más! Si la realización consiste en conseguir la perfección en todos los ámbitos, entonces estás leyendo las líneas de una don nadie.


Entonces, me permito un pequeño contrapunto: la libertad, la que nos confieren los famosos derechos de la mujer, es también la libertad de no ser súper esto o súper lo otro – sobre todo teniendo en cuenta que se acotan rápidamente los límites de nuestra realización. Fuertes, pero en un contexto femenino. Independientes, pero en un contexto conyugal. Libres, pero no demasiado, y con la condición de comer 5 frutas y verduras al día.


Hablemos pues de la otra cara de la libertad: el exceso.


Las decisiones impulsivas. Las tonterías. Os arrebatos del corazón. Hablemos de la libertad de hacer carrera, claro, pero también de cometer errores, locuras, experiencias – dejarse ir en vez de siempre tener todo bajo control. Hablemos de lo doméstico – y de cómo evitarlo. Hablemos de seguridad – y de tomar riesgos, y chocar contra muros. Hablemos de los modelos de éxito – y de otros caminos posibles.


La “mujer realizada” no lleva sudaderas grises talla 34.


No trabaja desde su sofá color crema, ingiriendo ensalada ecológica, con su niño en la mano derecha, y el ordenador portátil en la mano izquierda. Es sin duda egoísta, al menos en dosis moderadas. Con secretos, zonas oscuras, con un lado vulnerable – como un hombre. Renunciar al razonable hecho de formar parte de su lado razonable. Toma sus propias decisiones, a veces sensatas, otras extravagantes. También puede decidir no decidir. Es una mujer peligrosa, pero que puede ponerse en peligro. Radical incluso en sus incoherencias. Humana: no una Wonderwoman.


Ya sé que el 8 de marzo es el arquetipo de la jornada solemne y seria. Lo entiendo. Para mí esta seriedad está perfectamente justificada. Pero me gustaría que se añadiera a la lista de súper poderes de mujer realizada la posibilidad de fallar, de rebotarse, de querer de forma distinta y de reírse de ello. Me gustaría poder ser real en vez de perfecta, compleja en vez de bien puntuada.


No se bromea con los derechos de la mujer. Mejor así. En este caso, ¿podría también no bromearse con el derecho de las mujeres a bromear? ¿Un poco de de ligereza y de humos, incluso hoy – sobre todo hoy?