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•Un buen revolcón es activo
Ya te imaginarás que el misionero seguramente no será la fantasía favorita de tu compañero de cama. Pero antes de lanzarte a probar mil y una posturas, es importante demostrar a tu amante que te apetece. Sé receptiva a sus gestos y caricias y participa. Sino, te arriesgas a tomar la senda del aburrimiento y tu compañero de cama podría sentirse desestabilizado... o incluso perder la excitación. Más vale no hacer nada antes que hacer algo solamente para complacer al otro.
•En un buen revolcón hay comunicación
Esto se repite en todo, en el trabajo, en la pareja, en todo tipo de relación humana: la COMUNOCACIÓN. Pero si hablamos de ello todo el rato es porque hay un motivo. En la cama, es un elemento indispensable para el placer. Expresar los deseos, las fantasías, escuchar a la pareja, decir lo que no va bien... Cada criterio mejorará poco a poco vuestras caricias. Comunicar es aprender a conocer al otro para anticipar sus deseos y satisfacerle mejor. No hay duda, una persona que sabe comunicar es muy a menudo un buen revolcón.
• Un buen revolcón es espontáneo
Ya lo sabes, la rutina no es la mejor aliada del placer. Así que de vez en cuando hay que olvidar el sexo de los sábado, a la misma hora y en el mismo lugar (la cama). Para lograr el placer a veces hay que salir de la zona de confort, ponerse un poco en peligro y tomar riesgos para tener nuevas experiencias.
Por ejemplo, si os esperan en casa de unos amigos para cenar, pero en el coche por el ca mino tu pareja se siente de humor travieso... podéis pararos en un aparcamiento oscuro y pasar a los asientos traseros. ¡No cuesta nada, y el peligro de ser pillados puede ser muy excitante!
• En un buen revolcón hay sentimientos (aunque sean superficiales)
La mayoría de las mujeres lo admiten: un buen revolcón es con un hombre con sentimientos. Y la razón parece evidente: un hombre que siente algo es un hombre que toma su tiempo y se implica.
Sea con la pareja oficial, con el amante o con un amigo, y todavía más si hay afinidad, un afecto real compartido da lugar a encuentros íntimos más apasionados. Hay más confianza, más comunicación (acuérdate, norma nº2), más complicidad y el sexo se convierte entonces en un juego, el del placer. Claro está, hay excepciones y muchas personas alcanzan el séptimo cielo sin sentimientos de por medio. Y tienen suerte de ello. Pero si no es tu caso, haz el amor con el corazón.
• Un buen revolcón es (un poco) técnico
Claro está , cada cuerpo es único y reacciona de forma distinta. No obstante, hay algunas normas básicas que hay que conocer y no olvidar.
Por ejemplo, hay que conocer mínimamente la anatomía: si las palabras punto G, próstata y clítoris te son desconocidas, no es buena señal. Hay que saber diferenciar las zonas erógenas (las orejas, por ejemplo) de las zonas sin interés particular para la estimulación sexual (un lamido en el hombre no hace soñar a nadie). Una última cosa: no descuidar el ritmo. ¡Tararea una canción si hace falta, pero sin ritmo no hay placer!
• Un buen revolcón es compatible con su pareja de cama
A pesar de todos estos consejos, si tú y tu pareja de cama no sois compatibles, no hay nada que hacer. Cada cuerpo es distinto y por desgracia es complicado conocer la compatibilidad si probarlo primero.
¡Y no, un hombre guapo no es siempre sinónimo de un buen polvo! Para evitar decepciones, intenta fijarte en las pequeñas señales: por ejemplo, si no te gusta como besa, lo demás seguramente tampoco te gustará.
Ya lo has comprendido, la fórmula mágica para un buen revolcón no existe. Pero con estos criterios, al menos podrás coger el buen camino y entender lo que te gusta y lo que no, y lo que el gustará a él. Porque su placer también es importante, ¡no olvides que la generosidad también es una cualidad.
