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En diciembre del 2010, investigadores de la Universidad Estatal de Nueva York descubrieron que un gen podría ser responsable de la tendencia humana a la infidelidad o a encuentros efímeros. Según Justin Garcia, quien dirigió el estudio, “todo depende de un sistema de placer y recompensa, que explica la liberación de la dopamina. En los casos de relaciones sexuales sin compromiso, los riesgos son altos, las recompensas son grandes, y la motivación es variable, todos estos son elementos que provocan un aumento de la dopamina.” Un aumento interno de la dopamina también podría explicar por qué algunas personas parecen incapaces de ser fieles.
En este nuevo estudio, los investigadores transcriben la historia de la sexualidad y de las relaciones de 181 adultos jóvenes (118 mujeres y 63 hombres), recolectaron muestras de ADN para detectar la presencia del gen DRD4 para ver si presentan la variante que empuja a la búsqueda de la infidelidad. Las personas cuyo gen tiene esta variante tendrían el doble de probabilidades de haber tenido "una aventura de una noche " que los que no lo tienen.
La mitad de los que tienen un amor por el riesgo impreso en su ADN confesaron haber sido infieles en el pasado, mientras sólo el 22% de entre aquéllos que no tienen esta variante genética lo admiten. Por el contrario, según Justin Garcia, “El estudio no deja a los pecadores descolgados, declara. Todo aquél que tiene este genotipo no necesariamente tendrá una aventura de una noche o será infiel.
De hecho, muchas personas que no tienen este genotipo tienen aventuras de una noche y son infieles. El estudio se limita a sugerir que una mayor proporción de personas con este genotipo es susceptible de comportarse de esta manera.” Según los resultados del estudio, uno de cada cuatro humanos porta el gen, por lo tanto, están predispuestos a la infidelidad por naturaleza. ¿Una buena excusa para aquéllos que no pueden justificar sus desviaciones?
En un estudio hecho a 52 mujeres de 17 a 30 años, psicólogos de la Universidad de Texas han mostrado que las mujeres con una alta concentración de estradiol están más "motivadas" sexualmente que las demás: ellas serían más propensas a coquetear y cambiar de pareja más a menudo. Las mujeres con altos niveles de estradiol, una hormona de la familia de los estrógenos secretada por los ovarios, por lo tanto son más inconstantes que las demás...
El estradiol es una hormona femenina que provoca el celo, es decir, su estado de receptividad sexual y cuya natural tasa de elevación durante los largos períodos de sol conduciría inevitablemente a un gran apetito sexual en las mujeres. Una mujer con niveles elevados de estradiol puede tener más ganas si su receptor tiene estrógenos que funcionan bien, y este no es siempre el caso. Los psicólogos describen a estas mujeres como “monógamas oportunistas en serie” .
Esta tasa de estradiol a menudo aumenta durante los períodos de sol. De ahí que la mayor "receptividad" de la mujer es en el verano.
Llevado a cabo por científicos del Instituto Karolinska de Estocolmo, con 550 gemelos y sus parejas, el estudio pretende mostrar que los hombres que tienen un o dos ejemplares de la variante del gen alelo 334, que regula la actividad de la hormona vasopresina, a menudo se comportan de manera diferente en el hogar. Los hombres, cuyo genoma contiene dos copias del alelo 334 eran dos veces más en haber tenido problemas matrimoniales durante el año anterior.
La presencia de la variante de este gen generaba relaciones más tormentosas con sus parejas. Estos hombres son a menudo más propensos a ceder a la tentación de mirar a otra parte... Estos hombres son menos susceptibles a compromisos que otros, y podrían ser menos amorosos o amantes con sus parejas.
Por supuesto, estas teorías tienen sentido y todo valor si están asociadas a factores exógenos, tales como contextos socio-profesionales, situaciones familiares, etc. Lo cierto es que la infidelidades parte de los fundamentos de nuestra sociedad.
