¡La infidelidad masculina es biológica!

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categoría: Actualidades

¡La infidelidad masculina es biológica!

Gracias a experimento realizados sobre ratas, unos investigadores en neurociencia demuestran por qué a los hombres les cuesta más ser fieles. ¿El motivo? ¡El efecto Coolidge!

¿Qué es el efecto Coolidge?


Es un efecto propio de una cifra considerable de mamíferos... ¡humanos incluidos! Es en el caso de la rata donde los investigadores han encontrado por primera vez este efecto hace más de 50 años, gracias al siguiente experimento: pusieron una rata macho en la misma jaula que una rata hembra. La copulación se hacía varias veces, hasta que el macho ya no mostraba interés por la hembra. ¿Cansancio, quizás? ¡Para nada! Porque cuando los biólogos pusieron en la jaula otra hembra, ¡el macho se ponía a copular de nuevo sin ningún síntoma de cansancio sexual! El exerimento a sido realizado de nuevo varias veces: cada vez que una nueva hembra entraba en la jaula, el macho manifestaba de nuevo altos niveles de excitación.


¿Y qué hay de los humanos?


En los años 80, unos científicos quisieron poner en evidencia un aspecto de las relaciones entre humanos muy iportante: ¡la sexualidad! Gracias a cuestionarios administrado a hombres y mujeres, descubrieron que el primer deseo de las mujeres era de tener más relaciones sexuales mientras que el de los hombres era de tener más parejas sexuales. ¿Por qué esta diferencia? A causa de la dopamina liberada en ciertas partes del cerebro masculino durante la copulación.


En el hombre, el placer empieza y se acaba en el momento del orgasmo. Si hay varias relaciones sexuales, la liberación de dpamina pierde intensidad. ¿La solución? ¡Una nueva pareja sexual y la dopamina vuelve a fluir!!


"¡Cariño, no es culpa mía, son las hormonas!"


Según los científicos, los mamíferos de sexo masculino se ven literalmente empujados por su cerebro a multiplicar sus parejas sexuales. Si lo dice la ciencia... ¿Y qué pasa con las mujeres? Otra explicación científica prueba que la infidelidad podría tener su origen en los genes heredados de nuestros ancestros, según este estudio. Te dejamos a ti juzgar la eficacia (o no) de esta justificación, por lo menos original