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¿Podemos distinguir varios tipos de infidelidad?

Casi se podría decir que hay tantas infidelidades como parejas. El concepto de la infidelidad es muy relativo: refiere a cada uno hacia su propia idea de territorio conyugal y sus límites. Tener una relación especial con otra persona, chatear en internet, tener encuentros, o tener relaciones sexuales con seriedad, son todas facetas de la infidelidad, aun si el pasar al acto es esencial. ¿Porque qué es lo que puede empujar a una persona a la infidelidad? En una relación conyugal, lo extra conyugal puede ayudar a sobrellevar un momento de tensión puntual o recurrente. También puede ser una forma de grito de ayuda. Por último, algunas infidelidades son parte de una forma de estar en el mundo, un comportamiento relacional particular y recurrente propio de una historia singular y relevante para una exploración personal.

¿Muestra la infidelidad inexorablemente problemas en la pareja?

Digamos que la infidelidad es a menudo el comportamiento emergente de la relación conyugal. Porque se siente una falta, una insatisfacción, un lugar disponible, uno de los dos va a buscar en el exterior lo que ya no encuentra en el interior. Cuando esta búsqueda se da en el ámbito profesional, deportivo o asociativo, es socialmente aceptado. Esto no quiere decir que no se cause dolor a la pareja, ¡ni mucho menos! Y las quejas sobre estas (sub)inversiones exteriores a la pareja es frecuente en una consulta de pareja, aunque no exista una tercera persona como tal. Es cuando se trata de una relación privilegiada, con o sin pasar al acto sexual, que la pareja se alerta. Sin embargo, desde el momento que uno o el otro - o ambos – tiene necesidad de una importante inversión externa para que la vida de la pareja sea soportable, podemos pensar que la relación matrimonial está en sufrimiento y existe la necesidad de cuestionarla. El uso de ayuda externa para entender lo que está sucediendo en la relación conyugal puede entonces ser de gran ayuda a la pareja, permitiéndoles tomar un descanso.

¿Se comportan los hombres y las mujeres infieles de la misma manera?

En las últimas décadas, el panorama sexual ha cambiado por completo. Se está saliendo gradualmente de la parte tradicional de la sexualidad masculina y de la ternura femenina. La diferencia de comportamiento tiende a reducirse o incluso a revertirse. Las parejas dicen buscar que los escuchen, comprensión: la soledad es a menudo la primera razón, como si el encuentro sexual fuese secundario. Pero no lo es.

¿La frecuencia de divorcios sigue en aumento. ¿Debemos concluir que la pareja ya no es un modelo de desarrollo?

Más bien digamos que la pareja se ha convertido en realidad en el modelo de desarrollo con una exigencia nunca antes vista. Y la infidelidad es aún más difícil de aceptar, hoy los compañeros se eligen libremente. El deseo de ir a buscar algo fuera de la pareja es incomprensible, ya que hoy en día son el deseo y la sensación de libertad las bases de la pareja y su estabilidad, mientras que antes aún lo era el vínculo institucional. La pareja ahora se ve como el lugar en el que se cumple toda la satisfacción. Esto no tiene precedentes y el listón está muy arriba. Y no olvidemos que hasta hace cien años, un matrimonio duraba un promedio de diez años, salvo que uno fuese viudo o viuda, ¡no divorciado (a)! Con la prolongación de la vida, hay que reinventar todo. Una relación conyugal se construye día a día, y una pareja que dura es aquélla que logra superar los inevitables conflictos de la vida, a través del diálogo, la comprensión, la aceptación de la diferencia entre uno y el otro. Ver a otra persona no resuelve la falta o dificultad de comunicación entre la pareja. Por lo tanto el uso de un profesional puede ayudar a entender lo que está pasando y encontrar una solución consensuada a una crisis relacional de la pareja. Los consejeros conyugales y familiares son profesionales entrenados para ello.

Bénédicte Maufrais
Consejera conyugal y familiar