La religión y la infidelidad

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categoría: Cultura

La religión y la infidelidad

Uno de los debates que arrastra a la humanidad desde los primeros tiempos, es el tema de la infidelidad. La sexualidad ancló en la figura de Eva la causa de la perdición del hombre hasta nuestros días.

La infidelidad no es nada nuevo, sino un fenómeno histórico y

socialmente construido en función de épocas y necesidades sociales

. Desde la entrada en la civilización, y salvando algunas religiones como la musulmana, la infidelidad ha constituido una práctica cotidiana.

A través de los siglos, en diversas culturas, el adulterio ha sido moralmente censurado y hasta penado, considerándoselo un delito, pero esto no ha impedido que muchas personas lo practiquen. Tradicionalmente, ha sido más tolerado y socialmente aceptado en los hombres que en las mujeres, las cuales, según la época o la nación en la cual hayan vivido, han sido severamente reprimidas, incluida la pena capital, ya fuera que se demostrara o no su culpabilidad.

Datos curiosos:



Regulación por país



• En España el adulterio fue despenalizado el 19 de febrero de 1978.

• En México el adulterio era penado solo en el estado de Jalisco, pero se despenalizó en mayo de 2008.

• En Chile el adulterio no está penado.

• En Argentina el adulterio estaba penado por el art. 118 del Código

• Penal, pero fue derogado por ley 24.453 de 1995. Sin embargo, es causa de separación personal y divorcio, según los artículos 202 y 214 del Código Civil.

• En Puerto Rico el adulterio está penado por el artículo 130 del Código Penal de 2004 y es clasificado como delito menos grave (multa o cárcel hasta 90 días). Hay que señalar que nunca se ha llevado un procedimiento criminal por el delito de adulterio. También figura en el Código Civil como una causa de divorcio.

Parece mentira que algo como la infidelidad ponga de acuerdo al judaísmo, cristianismo, Islam e hinduismo. Todos ellos lo consideran de modo similar, cada uno con sus matices como todos sabemos, por supuesto. El antiguo testamento por ejemplo, prohíbe el adulterio en el séptimo mandamiento. En esos tiempo el matrimonio era una transacción comercial, así se entendía por tanto la infidelidad, como una rotura de dicho contrato. El adulterio se prohibía a la mujer, que era la propiedad, mientras que no al hombre, propietario. La responsabilidad caía siempre sobre ella.


Podemos concluir que en cuanto a infidelidad no hay nada nuevo bajo el sol, pero sí es verdad que las personas están divididas en múltiples consideraciones que dependen de gustos, necesidades, creencias, etc.


Fuente:

luria psicología