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Cuando puso sus manos en sus nalgas para separarlas, comprendí que me quería dentro de ella. Fui a buscar un preservativo en el bolsillo de mi chaqueta, rompí el envoltorio y lo desenrollé sobre mi miembro.
Ella se tumbó bocabajo. La penetré suavemente, por detrás, y empecé a realizar un vaivén regular. Ella dejó escapar un largo gemido, dejándose llevar completamente por el placer. Nuestro “contrato” nos prohibía comunicarnos, y lo respeté. Lástima… Era difícil, en estas circunstancias, aguantar las ganas de formular algunas frases tan obscenas como excitantes. Introduje una falange en su ano ardiente. Me costaba controlar mi excitación, y me concentraba en mantener un ritmo lento. Cuando noté su cuerpo temblar, empecé a penetrarla con fogosidad. Nos dejamos llevar, a la vez y con un mismo grito, por un orgasmo fulgurante. Después, me tumbé tras ella y la rodeé con mis brazos. “Ha sido delicioso…” soltó Clara, rompiendo nuestro voto de silencio. Por primera vez en años me sentí vivo. Entonces, le expliqué mi plan.
Una semana después.
Dejé la carta en la mesita del recibidor de casa. Ella la encontraría cuando llegara, hacia las 23h, de su reunión en el ayuntamiento.
"Mi amor,
En vez de dejar que el tiempo culmine su obra de destrucción de nuestra pareja, he decidido tomar las riendas. He descubierto que te estás viendo con alguien. ¡Dejar un cuenta de correo electrónico abierta, qué error! ¿Cómo has podido hacerlo? Me habría gustado tanto continuar siendo tu amante, que no te olvides de esta parte de mí que tanto te gustaba cuando los conocimos.
Espero que tu última cita en el hotel con tu amante te haya ido bien. ¿Has cumplido tu fantasía de ser su putita en una habitación de hotel? Yo, por mi parte, he conocido a alguien por internet. Se llama Clara. Se te parece mucho. Como tu amante y tú, alquilamos una habitación de hotel para follar.
Cuando vuelvas a casa esta noche, estaré en nuestra cama, con ella. Ella está al corriente de todo, decidimos elaborar este plan juntos. Quiero que sepas que solo te quiero a ti. Espero que estés de acuerdo en unirte a nosotros, que esta idea te excite. A tres, hay tantas combinaciones posibles… Lo sé, me alejo de la imagen de buen padre de familia que parecía convenirte estos últimos años. No quiero que sufras, solamente que el plan a tres que te propongo – perdón, que te impongo – constituya la base de un nuevo comienzo para nuestra relación. Una última oportunidad. ¿Quizás huyas corriendo? Espero que no.
Hasta ahora.
Tu amor ".
