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Según un estudio realizado por el Instituto Max Planck y la Universidad de Bale entre más de 10.000 personas, el matrimonio y la vida en pareja tiene un impacto real en el aumento de peso. Efectivamente, los investigadores alemanes han constatado una variación media de 2 kg en función de la situación familiar. La conclusión es simple: las personas casadas aumentan más de peso que las personas solteras. Y esto se puede explicar por varios factores. La vida en pareja viene a menudo acompañada por el sentimiento que la seducción es cosa del pasado y que la relación ya está consolidada. Nos preocupamos menos si subimos unos quilitos y nos gusta cocinar con nuestra pareja. Pero esta forma de dejarse llevar y esta relación con la seducción pueden tener un auténtico impacto en los hábitos alimentarios. Rápidamente, las malas costumbres se instalan y preferimos otorgarnos pequeños placeres que hacer un esfuerzo. Además, a menudo es difícil combinar vida en pareja (o en familia) y deporte. Por el contrario, la infidelidad tendría los mismos beneficios en el cuerpo que el celibato. Y es que para muchos, el adulterio es una forma de reencontrarse con la seducción. Buscamos cambiar de aspecto, pasamos una segunda juventud. Sentimos la necesidad de sentirnos deseados y nos esforzamos para que sea así. Esto significa cuidar la alimentación y el deporte. Es fácil pues imaginar que una persona infiel estará más delgada que otra fiel. Los resultados del estudio de hecho son muy claros. En los hombres solteros, el Índice de Masa Corporal es de 25,7 de media, contra 26,3 para las personas en pareja. Esta constatación es la misma en las mujeres, con un IMC de 25,1 en las mujeres que viven solas, y de 25,6 para las que llevan un anillo en el dedo. ¡Además de ser embriagante, la infidelidad tendría otros beneficios sobre la salud y la silueta! ¿Y si el amante fuera la mejor forma de mantener la línea? ¡Solo te queda encontrar el tuyo en Gleeden.com!
