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La carne y el acero
En la novela Crash, de J. G. Ballard, los personajes hacen el amor exclusivamente en sus coches, y estos se convierten en organismos biomecánicos con una fuerte carga erótica. El crujido del revestimiento de los asientos, las curvas del salpicadero, los líquidos de lubricación, el freno de mano y la palanca de cambio con formas sugerentes: el habitáculo de un coche suscita fantasías.
La psicóloga estadounidense Cindy Struckman-Johnson, en un reciente estudio realizado entre 700 personas en la Universidad d eDakota del Sur, revela que el 61% de los hombres y el 59,5% de las mujeres han hecho alguna vez el amor en un coche. El 56% de las personas interrogadas confiesan preferir estacionar su vehículo a resguardo de las miradas... ¿El 44% restante serán traviesos que sienten placer con el riesgo de ser descubiertos, o incluso de exhibirse?
Ricardo, de 42, ingeniero, vive una relación extraconyugal con Sonia, una compañera del trabajo. Para él el coche es el lugar ideal para hacer el amor: “A menudo nos falta tiempo para quedar, es el único sitio donde podemos follar tranquilamente, por ejemplo a la hora del almuerzo. Elegimos siempre un rincón discreto, a veces el aparcamiento de la empresa, que está desierto a esas horas. ¡Nos conocemos todos los ángulos muertos de las cámaras de vigilancia!”. Ricardo confiesa que ha acabado por “encontrarle el gusto”: “Con Sonia, hemos estudiado todas las posibilidades. A veces abatimos los asientos delanteros y ella cabalga encima de mí. O bien lo hacemos a cuatro patas en los asientos traseros. En general, al cabo de unos minutos, las lunas están completamente empañadas, ¡como en Titanic!”.
Algunos asocian el placer de la exhibición y el del voyerismo, y proponen a otras parejas encontrarse en un aparcamiento o en una área de servicio de una autopista. Sin salir del coche, pueden excitarse mutuamente dejando las luces del habitáculo encendidas, o incluso abriendo un poco la puerta para ver mejor y ser vistos mejor...
Las precauciones a tomar
Antes de lanzarte a la aventura en los asientos traseros con tu amante, tienes que saber qué cosas evitar. Por ejemplo: pararse en cualquier lugar. Cierto, el sexo en el coche suele ser de carácter imprevisto, de abandonarse al placer de forma inevitable, y no suele ser premeditado. Pero... es preferible evitar aparcar en zona urbana, sobre todo cerca de escuelas. Si, por el contrario, por preocupación por la discreción, quieres esconderte a cualquier precio, por ejemplo, en un bosque, no te adentres en caminos barrosos y complicados. Tu amante seguramente apreciará que la/le lleves bajo el verde manto de los árboles, pero a tu pareja puede no gustarle la nueva decoración del coche familiar, a base de barro, hojas muertas y arañazos.
Otra precaución importante: en caso de intervención de la policía, o de mirones indeseados, tienes que poder desnudarte y volverte a vestir fácilmente. Por ejemplo, no te quites totalmente tu pantalón. Solamente bájalo, o si quieres estar más cómodo, quítate una sola pernera.
Cuidado con no dejar rastros de tus aventuras en el habitáculo.
Si invitas a tu amante a un encuentro apasionado en el coche, no olvides estas precauciones esenciales:
- Cuidado con el perfume que puede impregnar una parte del cinturón de seguridad, o el reposacabezas.
- Comprueba que no dejes cabellos en los asientos.
- Ten a mano un cepillo adhesivo para los pelos, así como un ambientador neutro o un esprai desodorante para el coche.
- Cuidado con las manchas en la tela de los asientos (ya sabes de qué hablamos).
- Comprueba que no dejas el preservativo o su envoltorio en el coche al salir. Si tu pareja oficial lo descubre, pasarás un momento muy malo.
Los riesgos
¡No olvides que la calle es un espacio público! Dejarse llevar por la pasión en tu coche estacionado puede ser sancionado por ley. Algunos dirán que el riesgo de ser pillados forma parte, justamente, de la fantasía erótica. Algunas parejas, incluso, optan por hacer el amor por la noche en su coche tras haberlo aparcado bajo una farola.
Así que sé prudente y no olvides lo esencial: las actividades sexuales (incluso las felaciones) son incompatibles con la conducción. El sexo en el coche está bien, ¡siempre y cuando no esté en marcha!
